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A la hora de abordar el rico y variado tema de las festividades populares es importante tener en cuenta dos aspectos.
El primero, definir qué se entiende por festividad popular, vale decir, qué hace que un evento pueda ser relacionado con el ámbito folclórico.
El segundo, tener en cuenta que los lÃmites polÃticos (provincias, paÃses) son sólo eso, un lÃmite producto de hechos socio- históricos que no siempre coinciden con los culturales. Por ello se puede hablar de la frontera como un espacio permeable, en el que lejos de separarse, los elementos confluyen de manera superpuesta y enriquecida.
Para el primer aspecto es importante no partir de una definición a priori, con conceptos cerrados o estructurados. Más bien, la riqueza y sustancia de una festividad puede abordarse dejando que los propios protagonistas del evento lo caractericen.
Por ello, algunos acontecimientos que para una comunidad son festividades para otras no lo son, o simplemente no existen. Por ello suelen surgir discrepancias sobre las caracterÃsticas y los significados simbólicos de una fiesta, situación que no es negativa sino enriquecedora: una festividad no es evaluable “esto no está bien porque en mi pueblo se hace de otro modo”, “antes las cosas se hacÃan de otra manera, no como ahora que todo se ha perdido”.
Relacionado con lo expuesto anteriormente es importante tener en cuenta que el folclore es el saber del pueblo, pero que no es un saber acabado, propio de otra época al que deba osificarse, sino un conocimiento en permanente construcción.
Esta apertura en el concepto de festividad es el que permite incluir tipologÃas de fiestas, las cuáles pueden describirse por rasgos como es el caso del velorio o del velorio del angelito que en la Argentina es una de las fiestas más extendida a lo largo del territorio y que por aparecer el rasgo de la tristeza se las podrÃa excluir de la categorÃa.
Veamos un breve ejemplo: La comunidad de La Ciénaga del RÃo Huaco de Jáchal, Provincia de San Juan define sus fiestas por los siguientes rasgos: reunión donde asiste todo el pueblo, compartimiento de la comida y baile. Varias de sus fiestas cumplen los tres rasgos: la cosecha del Trigo, la fiesta en Honor a la Virgen del Carmen. Sin embargo, otras cumplen sólo dos de los tres rasgos, como los velorios que tienen ausencia de baile o el carnaval donde no se comÃa de modo colectivo. ¿Puede decirse que estos últimos ejemplos estén excluidos de la categorÃa fiesta? No, pues sólo podemos decir que ocupan una tipologÃa dentro del concepto con dos de los rasgos que la colectividad considera propios de una fiesta.
Además de lo expuesto, cabe aclarar que cada cultura o comunidad simboliza el mundo de manera diferente, por ello genera fiestas, danzas, géneros musicales distintos. Por la misma causa, muchos de estos sÃmbolos se pierden con el paso del tiempo, pues seguramente están demostrando que hay actividades, valores, tradiciones que también se han perdido.
En suma, podemos decir que mirar las festividades de un pueblo con ojo crÃtico y de manera profunda seguramente nos conducirá a dilucidar los valores que esa colectividad alberga en su seno.
Beca de alumna avanzada de Zulema del Valle Fonseca - Directora: MagÃster Rosa Mónica Cantón “Las festividades populares en los relatos orales de la comunidad de la Ciénaga del RÃo Huaco”, 2006, subsidiada por el CICITCA
Por Zulema Fonseca
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