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ROALD VIGANÓ
Semblanza de su vida y obra
Roald Viganó es oriundo de Mercedes, provincia de Buenos Ares, pero desde hace más de cuarenta años está radicado en San Juan, con su esposa MarÃa Olga Castelló, con quien ha tenido seis hijos.
Es licenciado en FilosofÃa por la Universidad Gregoriana de Roma, y como docente ha sido profesor, directivo e investigador durante casi cuatro décadas en la Universidad Nacional de San Juan, en la Universidad Católica de Cuyo y en la Universidad “Sarmiento” de San Juan, ocupando los más altos cargos y diversas cátedras, singularmente de la Introducción al Pensamiento.
En los medios tiene una larga trayectoria en la prensa escrita, en radio y en televisión, tanto en San Juan como en Mendoza, Córdoba, San Luis y Santiago de Chile.
Ha colaborado en publicaciones de San Juan, Buenos Aires, La Plata, Mendoza, Santiago de Chile y Montevideo.
Ha sido declarado Ciudadano Ilustre de la Provincia de San Juan, Notable Sanjuanino, y honrado con sendas distinciones por el Club de Leones y el Probus Club de San Juan.
Suman centenares sus disertaciones para los más diversos auditorios, en San Juan, San Luis, Mendoza, San Rafael, Córdoba, Tucumán y Jujuy.
Sus escritos más destacados son los libros “Pensar la Patria”, “Perfiles de Grandeza”, “La argentinidad en crisis”, “Perfil de la Universidad”, “Musipaideia”, “San MartÃn, hombre”, “Salvar la Patria” y su vasto “MartÃn Fierro Meditado” cuyo texto publicaremos en entregas inéditas semanales.
Su preocupación permanente ha sido la formación humana y la educación en el espÃritu patrio de la juventud, convencido de que la desargentinización es el más grave problema de los argentinos, asà como la deshumanización es lo de la Humanidad.
Reencontrar y reconstruir las fuentes del humanismo y las raÃces de la argentinidad es el propósito medular de su labor intelectual, la que viene cumpliendo desde hace más de cuarenta años a través de sus clases y disertaciones, del libro, la prensa, la radio y la televisión, habiendo obtenido por su trabajo galardones diversos tales como “MartÃn Fierro”, el “Santa Clara de AsÃs”, la “Medalla Esquiú”, el “Puma de Oro”, el “Sarmiento” del Probus Club, y plaquetas de la Cámara Junior y de la Sociedad Argentina de Escritores.
La Obra
A continuación comenzaremos a publicar en breves entregas fragmentos del importante trabajo de nuestro amigo Viganó
Aquà me pongo a cantar
al compás de la vigüela,
que el hombre que lo desvela
una pena extraordinaria
como la ave solitaria
con el cantar se consuela.
Desde el verso primero de su canto proclama MartÃn Fierro su misión: cantar. Pero no cantar como cantan los cantores de oficio, los que cantan para ganar dinero o para ver sus nombres pintados en carteles de colores y brillando en letreros de luces. Para Fierro el canto no es oficio sino misión, no es una profesión circunstancial sino una vocación con dimensión de inmortalidad; cantar es su ser mismo. Ha venido a este mundo para ser canto. Su partitura está escrita no en un papel sino en su alma. Y la esencia de su canto es el dolor, inmenso como su cielo y ancho como su pampa, por la muerte de su raza. Fierro siente que en la voz de su canto el gaucho muere para siempre, y pulsa su guitarra para cantar su requiem.
Pero Fierro se equivoca. El gaucho no muere con él; al contrario, precisamente gracias a su canto el gaucho sobrevive a su muerte y despliega su ser en las anchuras de la inmortalidad que vence al tiempo. Ha muerto el chiripá, sin duda, lo mismo que la bota de potro y el facón, la pampa sin alambres y sus pajonales sin huellas; pero el alma del gaucho es inmortal, y desde esa inmortalidad canta MartÃn Fierro la canción esencial de los argentinos para anunciar a los hombres y a los tiempos el triunfo perdurable del espÃritu sobre las materialidades que perecen, de la grandeza moral sobre la mediocridad, a partir del misterio profundo del dolor.
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