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Después de un cruel cáncer de estómago que caló sus huesos durante un año y medio, ayer, Esteban Rojas dejó huérfana a su querida guitarra, la dueña de esas cuerdas que él templó desde sus años mozos y con la que contagió el amor por la música a su hijo, el tanguero Claudio Rojas. Hoy, a las 15, en el cementerio Parque Alborada -tras su velorio en Oasis hasta pasado este mediodÃa-, familiares y amigos le darán su último adiós con una tonada empañada al músico que dedicó su vida al folclore y no pudo llegar a ver el último disco que grabó junto a su compañero de rubro, don Oscar Pelaytay, que espera su salida para el mes que viene.
"Él estaba consciente de lo que sufrÃa, hasta sus últimos dÃas se preocupó porque mi mamá no quedara sola". Con esas palabras, entrecortadas por la tristeza de la despedida, Claudio relató que su padre tuvo que ser internado el viernes en el Hospital Privado, donde fue su deceso, a cuatro dÃas dÃas de la partida de otro Ãcono de la música sanjuanina como Saúl Quiroga.
Nacido un 18 de enero de 1940 en Media Agua, fue el quinto y último retoño de Esteban de Jesús Rojas Pereyra y MarÃa Margarita Rojas Sosa, ambos guitarristas y tonaderos.
Según evoca Claudio, su papá descubrió la guitarra a los 4 años y a los 9 se largó de manera profesional junto a la Pandilla del TÃo Melchor, bautizado como "El cauceterito cantor" por Alberto Vallejos, ya que en ese tiempo se habÃa mudado con su familia al Departamento de las Diagonales.
De ahà en más, inició el camino de la música. En 1957, hizo trÃo con Ramón Vera y Oscar Pelaytay; luego, con la inclusión de Domingo Camalla, creó el cuarteto Los Fogoneros; y, en 1962, pasó a Los Cantores de Huella y Luna con Carlos "Pocho" Peralta y Ramón Vera, bajo la dirección de Santiago Merino. Más tarde, fundó Los 4 de Caucete con Pedro Gómez, Marcelo Andrada y Pelaytay, su infaltable colega. Con este caucetero, en formato dúo, interpretó serenatas y trascendió San Juan recorriendo los escenarios del paÃs, ganando premios como en el 1er. Festival Gigante Cuyano (en 1968 en el Estadio Abierto del Parque de Mayo) y grabando su primer long play homónimo en 1975, al que siguió Desde Vallecito al paÃs editado en 1993 en los Estudios Zanezzi de Mendoza.
El recuerdo en una canción
Como remembranzas quedan sus versiones de "Mi amor en una tonada" de Ernesto Villavicencio, el cantautor a quien él le pidió cantarla en serenata para su esposa; y "Consejitos" de Mario "Bebe" Flores. Asà como la canción "Gigante Chiquito" (que hizo conocida Sergio Denis) con la que tantas veces acunó a sus niños.
Una de sus últimas actuaciones junto a Pelaytay fue en la Fiesta Nacional del Sol 2008, pero su enfermedad menguó sus presentaciones públicas. Aún asÃ, en 2009, emprendió el armado del tercer disco de la dupla con los dos temas que entonó en la mayor festividad de la provincia, escritas por Hebe Andraca y musicalizadas por Rolando GarcÃa Gómez.
"QuerÃamos que viera el álbum listo, lástima que no llegamos", expresó Claudio, el menor de los 3 hijos -junto a José y Marcelo- que tuvo con "Corita" RodrÃguez, quien se enamoró de él a los 12 años y con quien se casó en 1967. Pero su voz y sus acordes seguirán sonando para siempre, porque la tonada jamás morirá.
FUENTE:Soledad Villarroya - Diario de Cuyo – San Juan
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