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Era verdad, la tradición no es un recuerdo melancólico del pasado, es un proceso permanente que no termina nunca. Es que los hombres hacen hoy la tradición del mañana. Así, entre reflexiones de nuestros orígenes, sentencias camperas y aires de milonga se fue hace 10 años Juan José Güiraldes, el Gaucho, el Aviador, el Pensador, el Escritor. El admirado Comodoro, el querido Cadete.
Insistía en que ser gaucho no era saber pialar, andar de botas y rastra, sino más bien un sentir, y, recordaba las palabras de su tío Ricardo: Al Gaucho que llevo en mi, como la custodia lleva a la hostia. Entonces, sin equivocarse, resumía que ser gaucho era, antes que nada, una actitud ante la vida. Volvía con la palabra del tío para definir, Nuestra raza nació de una raza muy vieja y de una tierra muy nueva, y al salpicarse de rojo el damasquinado de nuestro suelo, nación una amalgama de tierra hombre que fue nuestro parto original. Por eso no dudaba y sentenciaba con razón: El Gaucho es el arquetipo del ser Nacional.
Hace 10 años murió quien fuera entre tantas cosas, uno de los primeros aviadores militares, Presidentes de Aerolíneas Argentinas, Director del Aeropuerto Internacional de Ezeiza, pero, con toda su pasión, Presidente de la Confederación Gaucha argentina, cuya titularidad ejerció durante 18 años. Su estampa, mas allá de la de aquellos impecables galones será y es de la tradición: sombrero con retranca, blusa bataraza, corralera negra, rastra, facón y poncho pampa. Será así, aunque en vez de Güiraldes, lo acompañaría de por vida, como el mismo Don Segundo Sombras, Fabio Cáceres, La Porteña, el puente viejo y todo ese gauchaje de la Cuna de Tradición que lo sigue despidiendo, allá bien cercada la Santa María, la estancia en la que con su mujer, Ernestina Tachi Holmberg Lanusse, vieron durante años crecer más de 600 tipos de plantas.
Tras haber estudiado en el colegio Militar de la Nación, siguió sus cursos de aviador militar y el 15 de Diciembre de 1937 recibió las insignias y diplomas correspondientes junto a un reducido grupo de cadetes. Estudio derecho Aeronáutico, Ciencias Sociales e hizo la escuela de Estado Mayor de la Royal Air Force, en Gran Bretaña. Paso a retiro en 1951, durante el Gobierno de Juan Perón, y recupero la actividad militar tras la Revolución Liberadora para alejarse definitivamente después de la caída de Lonardi.
Tras la guerra de las Malvinas publico en los diarios una extensa y famosa solicitada llamada Seamos Triunfalistas:
hay que tatuar la marca del desprecio en la frente de quienes confunden un revés militar por doloroso que sea con una derrota
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La exposición de Palermo lo tuvo varias veces como jurado de clasificación o montado de caballo al frente de sus gauchos con sus típicas aclaraciones: Los Gauchos no desfilan, los Gauchos pasan.
También, vestido con traje de Gaucho viajo a las Malvinas cuando se reanudaron los vuelos con el continente. Aquella anécdota es para el recuerdo. Los periodistas argentinos y todo el grupo fue celosamente requisado por las tropas inglesas hasta que le llego el turno a El Cadete. Con un impecable ingles, impidió que le tomaran su maletín para abrirlo el mismo y mostrar su foto con el Príncipe Carlos. Al hombre que había estudiado en la Royal Air Force y lucia el emblema en su gaucha corralera se le cuadraron para pedirles disculpas.
Gentileza Diario La Nacion
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