Foto |
 |
|
JOSÉ DE SAN MARTÃN FUE MUY RECTO, NO SÓLO EN SU CONDICIÓN DE CONDUCTOR MILITAR SINO TAMBIÉN EN EL TRATO DE LOS PRISIONEROS, TANTO DE GUERRA COMO CIVILES. HIZO MODIFICAR EL SISTEMA CARCELARIO DE LA ÉPOCA PARA MEJORAR LA SITUACIÓN DE LOS CAUTIVOS.
La epopeya sanmartiniana que configura una cruzada por la emancipación de América, tiene un matiz realmente conmovedor y poco conocido. Se trata de la preocupación del general como gobernante en Mendoza primero y en el Perú luego, por mejorar la situación de los presos. Se puede decir que sus medidas a favor de los desdichados que yacÃan recluidos en las tétricas cárceles de aquella época constituyen el Derecho Carcelario Argentino y Americano actual, salvo por el trabajo efectuado por Carlos GarcÃa Basalo (subdirector del Servicio Penitenciario Federal) de hace ya algunos años.¡Cómo retrata el alma generosa de San MartÃn su preocupación por los presos!. Corre el año 1816.Siendo gobernador intendente de Cuyo, el 25 de marzo- dÃa de la Anunciación- se dirige con carácter de suma urgencia al Cabildo de Mendoza mediante un oficio que exhala su angustia al enterarse de la desnutrición de los reclusos. Dice el texto:" Me ha conmovido la noticia de que a los encarcelados no se les suministra sino una comida cada veinticuatro horas. La transmito a V.S. a pesar del feriado, para que penetrado de iguales sentimientos propios de la conmiseración, se sirva disponer se les proporcione cena a horas que no altere el régimen de la cárcel. Aquel escaso alimento no puede conservar a unos hombres que no dejan de serlo por considerarlos delincuentes. Las cárceles no son un castigo sino el depósito que asegura al que deba recibirlo.". De esta manera, San MartÃn anticipaba en casi medio siglo el artÃculo 18 de la Constitución Nacional que expresa:" Las cárceles de la Nación serán sanas y limpias, para seguridad y no para castigo de los presos detenidos en ellas". Era un hecho inusitado que el Gobernador, que estaba en la tarea abrumadora de crear el Ejército de Los Andes, se dirigiese al Cabildo en un dÃa feriado por la alimentación de los presos. Dos dÃas después el Cabildo le contestó: "Luego que este Cabildo recibió el oficio de V.S., en orden a la recomendación sobre la cena de los presos, aumentó igual porción de alimentos que les sirva de cena, que tomarán a la hora de recogerse. Queda remediada esta necesidad en los términos que se ha expuesto. Dios guarde a V.S.".
LOS BARROTES DE PERÚ
Esta gestión del Libertador marcó rumbos en el régimen carcelario del mundo de aquella época. Pero la preocupación de San MartÃn en este sentido se hizo más intensa cuando gobernó el Perú. Una idea de ello lo da un artÃculo aparecido en "La Gaceta de Gobierno" de Lima, el 17 de octubre de 1821: A las 9 del lunes 15 del corriente concurrieron a Palacio los señores Ministros del Estado, el Presidente de la Alta Cámara de Justicia, Ministros, Fiscales, abogados y procuradores; y acompañados de todos ellos, S.E. ( el General San MartÃn) dio principio a esta acto lleno de humanidad. En consecuencia ordenó que todas las causas concluyeran dentro de los veinte dÃas, desterrando la ferocidad de los abusos, aboliendo toda especie de torturas y mandando que jamás se hiciera uso de los horrendos "infiernillos" en donde se sepultaban, se desesperaban y morÃan los hombres. En una palabra, S.E., inspirado en el amor a sus semejantes para que se mejorasen las cárceles en beneficio de los desgraciados que en ellas sufren y para que se conviertan, por medio de un trabajo útil y moderado, de hombres inmorales y viciosos en ciudadanos laboriosos y honrados. A la una y media se concluyó este acto".Lo que omitió el cronista de "La Gaceta" fue decir que San MartÃn era el primer gobernante americano que cumplÃa con el precepto evangélico:"...estaba preso y vinisteis a verme y consolarme" (San Mateo,25-36). Esta obra de San MartÃn a favor de los presos es bien coherente con su personalidad, pues si dedicó su vida a liberar naciones, ¿Cómo no iba a preocuparse por los que se hallaban privados de su libertad?
Volver
|