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Si algo, en general, caracteriza a los abogados (y con mayor razón si son jueces) ello es la formalidad en el vestir. Pero Adolfo Caballero, vicepresidente de la Corte de Justicia de San Juan, cuando sale de su provincia, luce con orgullo las "pilchas de los gauchos", como las llama. Ocurre que, amén de su labor profesional, preside la Confederación Gaucha Argentina. Como hombre del interior, el abogado está contento de que un santafesino, Ricardo Lorenzetti, encabece la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Pero va más allá: considera que el alto tribunal del paÃs, con su actual composición, ha permitido la recuperación de ese poder del Estado. "La sociedad percibe con claridad que esta Corte ha iniciado una senda de defensa irrestricta de los derechos humanos y que ha dado muestras de firmeza, defendiendo su independencia, lo que tonifica y afianza la democracia por siempre. Este concepto desciende a las provincias por medio de la Junta Federal de Cortes (reúne a los máximos tribunales de las provincias)", dijo ayer a LA GACETA, de paso por Tucumán. Ministro de la Corte sanjuanina desde 1995, Caballero está convencido de que los Poderes Judiciales de las provincias sufrieron la confusión que suele haber entre ellos y la Justicia Federal. "Esta última fue la que cargó con el mayor peso del desprestigio y, en general, debió afrontar los casos más escandalosos", aclaró. El magistrado, que dialoga afablemente sin sacarse el sombrero ni una chalina marrón, también piensa que suele generalizarse y achacarse morosidad -y lentitud- a la Justicia. "Esto se debe a varios factores. Uno es el que constituyen los propios litigantes, que plantean incidencias de incidencias, léase chicanas, que causan demoras innecesarias", aseveró.
Pese a las crÃticas, Caballero es optimista: "estamos en un proceso de franca recuperación de la independencia del Poder Judicial y, además, estamos preparando a nuestros operadores (empleados y funcionarios) por medio de escuelas de capacitación y a través de la informatización, para unir a todo el paÃs en materia judicial". Como presidente del Consejo de la Magistratura de su provincia, está persuadido de que estos órganos son fundamentales para dar transparencia a los procesos de selección de los futuros magistrados. "Tratar de tener un amigo juez forma parte de la tendencia natural de ese animal polÃtico que es el hombre. Pero quienes no reprimen este impulso se olvidan de que el juez se debe a una sola diosa: la Justicia. Y si no lo hace le promoverán un juicio polÃtico y lo echarán", advirtió. Caballero insistió sobre la misma idea. "Los consejos de la Magistratura sirven y mucho para bloquear esa tendencia (a la politización); los que a veces no funcionan son los hombres que los integran. Soy un convencido de que el pueblo debe elegir a sus jueces por medio de sus representantes", volvió a destacar. No le molesta que le digan el juez gaucho A Adolfo Caballero no le molestan que le digan el juez gaucho. El amor por las tradiciones le viene de uno de sus abuelos, Juan Pascual Poblete, que entre 1905 y 1909 dispuso la reconstrucción de una capilla de los franciscanos, que databa del siglo XVII y que estaba ubicada en Achango, al pie de la Cordillera de los Andes, a unos 180 kilómetros de San Juan capital, en el antiguo camino que conducÃa a Chile. "Con un criterio notablemente futurista respetó las tapias, el adobe, la madera de álamo y todo estaba atado con tientos, porque no habÃa clavos. Cuando supe eso, me enamoré de ese respeto por el pasado", confiesa el hoy presidente de la Confederación Gaucha Argentina.
Amigo de Augusto DÃaz, presidente de la Federación Gaucha de Tucumán (lo considera "un libro abierto”), Caballero afirma que al común de la gente le alegra ver a alguien vestido de gaucho. "A todos les llama la atención, porque es sinónimo de argentinidad. AquÃ, en Estado Unidos, en México y en Europa, siempre se acercaron a preguntarme algo", relata.
Ama la tucumanÃa, como le gusta decir, por Juan Bautista Alberdi y por Nicolás Avellaneda, y porque al Congreso de 1816, que declaró la independencia, lo presidió un comprovinciano: Francisco Narciso de Laprida. "También porque otro sanjuanino, Domingo Faustino Sarmiento, bautizó a esta provincia como el jardÃn de la República", se emociona. Queda para el final la pregunta sobre aquello que marca la vida de Caballero: la tradición. "¿Qué es? No es una evocación nostálgica del pasado. Es un proceso permanente que no termina nunca. Hoy hacemos la tradición del mañana, que está actualizándose en forma permanente", reflexiona el magistrado.
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